A una hora de Lisboa, en el corazón del Norte Alentejano, este hotel es un pasaporte abierto para el “viajeâ¿ que se quiera. En pareja o en familia, para pasear en bicicleta o en jipe, por la marina junto a la albufera o sobre sus aguas, pescando en barco a remo o vela, se promueve una cierta forma de ser alentejano. Más o menos activo, pero siempre plácido y de buen humor.
A tan sólo una hora de Lisboa y una otra de Evora, sobre el lago de Montargil, en Alentejo, ofrece el retiro de ocio ideal.
Es el corazón del Norte Alentejano, que late con fuerza en la orilla de la represa que lleva su nombre. Montargil es la villa y es el lago, es un paraíso a una hora en coche desde de Lisboa, a miles de distancia de la agitación, de las prisas. Es una típica aldea alentejana, con un hotel que le aporta un estilo contemporáneo.
Tanto en las 99 habitaciones y las 6 suites que componen el edificio del hotel como en las 11 villas náuticas con 2 y 3 habitaciones y piscina privada, junto al Club Náutico, como en las cuatro piscinas exteriores y jardines, la represa de Montargil se destaca siempre, con sus casi dos mil hectáreas de extensión.
El spa con más de mil metros cuadrados con una piscina interior caliente con hidromasaje, jacuzzi, sauna, baño turco, duchas de contraste, sala de relajación, ducha Vichy, baño escocés, chromotherm, gabinete de masajes y tratamientos diversos. Para revitalizarse, relajarse, pero sobre todo para ayudar a parar el tiempo.